En la década de los 70 una fotografía de una mejilla atravesada por un imperdible dio la vuelta al mundo. Un sentimiento de arte y transgresión emergió como un movimiento.
Poco más tarde se tomó parte de la decoración corporal rescatando, de antiguas civilizaciones y culturas dispersas por todo el mundo, una serie de expresiones corporales que hoy día se conocen como “anillado corporal” o “body piercing”.
A partir de ese momento, la industria de la joyería comprendió lo que podían hacer diseñando cierto tipo de piezas anatomizadas aplicables a diferente zonas y regiones de cuerpo. En 1975 entra “Gauntlet Enterprises” abriendo sus puertas, en San Francisco, como el primer Estudio de piercing de todo el mundo dirigido por Jim Ward. Se empieza a profesionalizar el sector surgiendo poco mas tarde distintos fabricantes de joyería corporal y se empiezan a crear competencias en distintos lugares del mundo.
Le sigue Inglaterra a San Francisco y nace otra empresa denominada “Cold Steel” fabricando, también, joyería corporal en acero quirúrgico 316L utilizado por aquellos años en cirugía y ortopedia.
Al mismo tiempo, el gremio crecía junto al tatuaje y surgían profesionales y amateurs practicando este tipo de expresión por muchos rincones del planeta. Basaban las perforaciones con cierto protocolo de higiene y asepsia que se utilizaba en enfermería y medicina aplicable al piercing.
Hasta los años 90 no se llegó a establecer en la península Ibérica el denominado “anillado corporal”. No existía una formación vigente para aplicar a los perforadores y se hacía escasa la preparación frente a sanidad o hacia su legislación. Además por aquellos años eran muy pocas las personas que se dedicaban enteramente al arte de la perforación, proliferando los piercing en salones de belleza que incorporaban estas técnicas.
Poco mas tarde empezaron a surgir Estudios profesionales de tatuaje compartiendo ubicación con el anillado y empezaron a caminar de la mano. Los que lo hacían es porque habían estado en manos de expertos en otros países familiarizándose con el tema y asi poder abrir su establecimiento de cara al público. Se hacía muy costoso conseguir información relacionada, instrumental quirúrgico de aplicación y, además, el material que se empleaba en la joyería corporal tenía un precio bastante elevado. Existían unos mínimos requisitos para obtener una licencia de apertura de un local destinado a este tipo de prácticas, que les era de aplicación el estar dotado de un equipo de autoclave y utilizar material desechable en cada procedimiento.
Para las instalaciones era necesario dividir los áreas diferenciando el lugar de trabajo con el de recepción y la zona de desinfección y esterilización, pero para los aplicadores no se necesitaba formación reglada porque no existía como tal, luego como trabajase cada uno corría de su mano.
La formación se aplicaba autodidácticamente y no era del todo precisa. Existían personas con pocas nociones de higiene que realizaban estas prácticas con el consiguiente riesgo para su salud y la de sus clientes. Lo cuál desembocó en semiregularizar el sector con nociones Higiénico-Sanitarias para poder dotar al personal aplicador de conocimientos específicos y de esta manera no diseminar posibles enfermedades.
A la hora de desempeñar este tipo de trabajo, bajo un punto de vista profesional, que incluye desde el adoptar todas las medidas escrupulosas de higiene, conocer el manejo de los equipos de esterilización para la práctica en sí, el análisis de la anatomía y de la piel, las biocompatibilidades y propiedades de ciertos metales y materiales, el uso en la calibración y la medición de la joyería, la técnica específica aplicada a cada zona del cuerpo y, por supuesto, mantener una metodología aséptica en todo momento.
Corría el año 2001 cuando se regula el sector en ciertas comunidades autonómas. Hasta el 2008, dichas normas, no se terminan de establecer como un decreto ley para cada una de las comunidades y se empezó a requerir, para todos los aplicadores de los centros que desempeñaban la práctica del tatuaje artístico, anillado corporal y micropigmentación. Debiendo cursar ciertas horas obligatorias para poder ejercer dichas prácticas.
Desde ese momento en todo el estado eran necesarios ciertos requisitos de formación, además de las características especiales que debían poseer los locales para la obtención de una licencia de apertura y poder empezar a funcionar.
Aunque a día de hoy sigue siendo un sector sin profesión. Todavía no se ha reconocido como tal con la excusa de que la técnica no merece ser estudiada por un órgano de representación. Ha nacido mediante la experimentación de la decoración estética transformada en arte y de su deseo de reflejar y expresarlo hacia el exterior.
Los verdaderos profesionales que se han molestado en investigar sobre esta materia piensan que es necesario una preparación técnica sobre la metodología y un previo entrenamiento, que puede llegar a durar meses, antes de ofrecer ciertos servicios profesionales. Además de combinarse el arte con la buena práxis es necesario establecer un reglamento para todos las personas que quieran ofrecer este tipo de artes plásticas.
Fragmento extraído de Body Tool